Al llegar allí nos fuimos a una pista donde estaba la pista de fútbol que no tiene césped y tres canchas de baloncesto. Estábamos todos allí, Juan y yo ignorándonos mutuamente. Nos separaron por habitaciones, a mi me toco la uno con unas chicas muy majas (me parecían), Ana incluida, nuestra monitora se llamaba Mer, sí Mer.
Era un pasillo largo y hay dos escaleras, las escaleras que están donde la sala que hace de enfermería con las cosas (balones, manualidades, etc) subía y daba a la parte del pasillo donde estaban los baños de las chicas y justo en frente el de lo chicos y claro, pues a los chicos les pusieron en las habitaciones que más cerca están de su baño.
En realidad este año en el campamento no somos muchos, otros año nos dividía en dos grupos: Júnior (de siete a once años) y Senior (de doce a dieciséis años). Este años somos dos habitaciones de chicas de mi edad (catorce y quince años), y otras dos de niñas pequeñas (de once años) y cinco habitaciones de chicos, dos habitación de chicos de once años y las otras tres de quince y dieciséis años. Somos ciento veintiséis chicos, claro, las cuatro habitaciones de los pequeños pues van juntos, se hacen grupos entre ellos, y entre nuestras cinco habitaciones...
Las habitaciones de chicas son la uno, la dos, la tres y la cuatro, la habitación de los doce monitores es la de en medio, la ocho, y los chicos en las habitaciones doce, trece, catorce, quince y dieciséis.
Ese día elegimos cama (son siete camas que son literas en total catorce y la nuestra es la más grande porque sobran otras dos camas), colocamos la maleta (la mía me llega por la cadera y mido 1,61), elegimos taquilla y a comer. La hora de comer es horrible porque tenemos que esperar en la calle (es un albergue de dos plantas en la de arriba están las habitaciones y en la de abajo la enfermería y el comedor) y a las dos de la tarde hace mucho calor, y primero entran los pequeños y luego el resto.
Entro media hora más tarde de llegar (a las 14:45), la comida como siempre es congelada y está mala. Al entrar cogemos una bandeja de metal que es como un rombo, tiene dos huecos grandes para el primer y el segundo plato, luego dos huecos pequeños para el postre, el agua y el pan, y en medio un hueco alargado para los cubiertos y la servilleta. El comedor está formado por mesas muy largas donde caben pues como cincuenta niños a cada lado, entonces con dos mesas se ha llenado, en realidad este es el año que menos niños hemos estado porque normalmente estaban las dieciséis habitaciones llenas y el comedor también.
Por la tarde todos los días vamos de cuatro a seis a la piscina del pueblo que está pared con pared con el recinto del albergue, a las seis merendamos hasta las seis y media y hasta las ocho y media hacemos otra actividad: gincana, manualidades, juegos, hoy toca hacer manualidades y toca hacerse un monedero para meter el dinero por si acaso alguien no ha traído o se le ha olvidado. Luego les damos todo el dinero a nuestro monitor de habitación menos con lo que nos vallamos a quedar, por ejemplo, llevamos cien euro y nos quedamos con quien, pues los ochenta y cinco euros que quedan se los damos al monitor.
Luego desde las ocho y media hasta las diez a ducharse y a llamar por teléfono.
Después cena, y luego juegos hasta la medianoche y luego a la cama porque a las ocho y media nos levantan, a las nueve desayunamos, de diez a doce nos toca o ingles y jugar al fútbol y de doce a dos (la hora de comer) multiaventura, es decir: tiro con arco, o escalada, o piraguas, o tirolina o paso del mono (pasar el río por encima con una cuerda).
La noche acaba con un juego por grupos para que empecemos a relacionarnos, consiste en ir pillando por todo el albergue y el campo que hay alrededor que también está al lado del pabellón del pueblo a los monitores y descubrir que personaje son, por ejemplo, una monitora huía todo el rato, y cuando la acorralamos nos dijo la pista: "Huyo todo el tiempo, no me gusta enfrentarme a los problemas si puedo evitarlos". Y era Jack Sparrow, y así más monitores, había otro cantando que decía: "Soy un macarra rompe corazones". Y era Danny Zuko de la película Grease. Y así los doce monitores. Teníamos una ficha donde íbamos apuntando los monitores y su personaje y era contrarreloj porque solo un grupo podía ganar, cuando lo hubiera echo iba a la puerta del albergue y tocaba una campana.
Y no, Juan no estaba en mi grupo, pero no por eso no dejó de llamar mi atención: nos chocábamos y me pedía perdón o hacía el tonto con el resto de su grupo, y Ana que estaba en otro grupo cuando lo veía me daba un codazo para devolverme a la Tierra.
Hubo una vez que mi grupo salió huyendo cuando yo me ataba el cordón de la Convers que se me había desatado, Juan vino corriendo porque su grupo debería haber visto al monitor también y como no, él chocó conmigo. Me tiró. Su compañero (el del bus) le cogió del brazo y me señaló.
Él me tendió la mano.
De perdidos al río.
-¿Se puede saber por qué estás tan borde que ni siquiera me has saludado?-Pregunté.
-¿Y tú?
-¿Yo? Pues porque me ha molestado demasiado que no me dijeras ni un "Hola" en el bus ¿que pasa que es que ahora como chicos o qué?
-Será eso.
-Pues eso, yo lo dejo caer.
-Vale, perdona, pero no contaba con que vinieras a ESTE campamento. Hablamos en otro momento que tenemos que estar con nuestros grupos.
no le contesté pero corrí con todas mis fuerzas hacia mi grupo, no sin antes hacerle la zancadilla.
-¡Casi me caigo!
-Vaya, se me olvidó acordarme de ti.
Le sonreí y seguí corriendo.
OHDIOSMIIOOOO!!!jajajja me encanta, el campamentoo mooola, pero como siempre la comida es un asco, pero como en todos los campamentos.__. Que buena la parte entre Juan y Veroo, me encantooo:)
ResponderEliminarBesoos♥
Preciosa entrada!
ResponderEliminarPor cierto, aunque con bastante retraso gracias por tu comentario en mi blog y por pasarte!
te sigo!
un besote! :)