jueves, 8 de septiembre de 2011

Lo mejor de todo es lo que no dejas mostrar en el comienzo de algo, ya que lo más apetitoso es lo más oculto.

-¿Qué tal está tu novio Álvaro?-Después de unos minutos de silencio en los que yo miraba por la ventana al igual que Juan, me viene ahora con Álvaro. Yo no lo entiendo y encima recalca lo de novio con un tono burlón.
-Un buen intento de sacar conversación. La verdad es que...-en ese momento me vienen a la mente dos cosas sobre Álvaro, el silencio que acompañó a cuando le dije que Juan el de la nieve estaba aquí y justo después sus palabras: "Tienes libertad de besar a cualquiera." La voz de su madre llamándole y él diciéndome que no podía hablar más y despidiéndose.-..., pues la verdad es que Álvaro está, bueno, no está muy bien, el otro día tubo un accidente pero nada grave, se ha lesionado y ya no podrá hacer nada de lo que le gusta, pero por el resto bien...
-Entonces, ¿tú confías en él?
-Sí.
-¿Y él en ti?
-Sí.
-¿A que viene eso?-le pregunté.
-A nada, simple curiosidad por el motivo por el que lleváis... ¿Cuánto tiempo?
-Nueve meses con este mes, agosto, empezamos en noviembre del año pasado. No es tan raro que alguien dure tanto tiempo.
-No, no es raro, yo sin ir mas lejos tuve una relación de cinco meses, pero si es raro la pareja que hacéis, un cabrón como él y... tú, tú eres su polo opuesto, no sé, es... diferente.
-Lo sé. Oye, cuéntame algo sobre ti, no sé, con quien has estado o algo así.
-Pues mira...-Me contó sus andanzas.
Yo le conté con quién había estado, en total son cuatro con Álvaro, pero me añadí dos más. Y así con el tema fuimos tonteando.
-Te la picas.
-¿Pero estamos tontos?
Me hizo atravesar todo el pasillo y volver hasta donde estábamos y subimos arriba pero la puerta estaba cerrada, hasta que intentó abrirla y no tenia echada la llave se metió y justo pasaban unos monitores y me vieron en las escaleras:
-¿Qué haces ahí?
-Nada, estaba jugando al escondite y...
-Vamos, baja, ahí no se puede estar.
Me siguieron con la mirada hasta que salí por la puerta y "seguí jugando al escondite".
Tres minutos después subí.
-Juan, ¿te han pillado?
-No, me metí en las duchas.-Nos empezamos a reír.
-Bueno, ¿como decías que te gustaban los chicos?
-Algo menos gilipollas que tú.
-Uh, eso es un punto bajo, bueno, ya que estamos en esto, me gustan las chicas como tú.-Me ruboricé.-Como tú, guapas,-dio un paso-listas,-otro-preciosas...-otro-¿paro?
No respondí. Puse las manos en su pecho y él lo tomó como que parara.
-Vale, Álvaro.
Negué con la cabeza.
Le toqué el pelo, el cuello, el pecho, metí la mano por debajo de su camiseta, los pectorales, la tableta.
-Espera-me dijo-Se quitó la camiseta.
-Ahora estoy en desventaja.
-No me la voy a quitar.
Se tiró a por mí y me la acabó quitando.
-No valen las cosquillas.
-Ajá.
Me dio un beso en la mejilla. Otro en la nariz. Otro en la otra mejilla. Otro iba a los labios pero aterrizó en la mejilla. Y me apareció en mi mente la primera vez que Álvaro y yo nos besamos, fue a traición: estábamos él y yo por el centro de la ciudad paseando y acabamos en un jardín, se dedicó todo el camino a juguetear con mi mano y yo le rechazaba la suya, estuvimos así diez minutos, y los otros diez decidí de seguirle el juego y le di la mano. Cuando llegamos allí nos sentamos en el suelo. Me estaba contando una batallita mientras me miraba a los ojos y entonces me besó, fue rápido, se acercó y me besó, luego como vio que yo no le reprochaba nada se acercó rápido, al llegar a mis labios dudó medio segundo pero luego accedió, yo le continué el juego, encime era el día que dimos por comenzada nuestra relación, en noviembre, y hacía mucho frío.
Me tropecé y sujetó por la espalda y yo le toqué el culo sin querer. Álvaro. Me volvió a poner la mano en su pecho. Pero la quité. Sonrió pero no sé por qué.
Paré, no quise seguir, yo amaba a Álvaro y ningún palurdo iba a conseguir que cometiera el mayor error de mi vida y accediera a besarle, ya bastante había palpado su cuerpo.
Pero por lo visto era lo bastante corto para no darse cuenta, vamos, es un chico, no se le puede pedir más, el caso es que me hizo el mismo recorrido que yo palpándome mi cuerpo, evitó mis pecho y pasó a la tripa justo después de la espalda, y cuando estaban sus manos justo debajo de mis pechos ya le paré. Y me vino a la mente...

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