martes, 12 de julio de 2011

Una estrella fugaz, pide un deseo, no ese no, ese tampoco, listo, quiero seguir con la vida que tengo sin ningún cambio. Te giras y ves al chico más atractivo de tu vida: tu vida ha cambiado.

Ese mismo día, nos metimos en la piscina, que tenía el agua caliente, y después en el yacuzzi.
Vale, sé que es verano, y sé que es Julio, pero nadie se resiste a eso, y menos yo que nada más lo había visto en las películas.
La piscina la cerraron cuando anocheció, pero luego estuvimos Álvaro y yo en el yacuzzi, más tarde, a eso de la una de la mañana se me ocurrió llamar a Juan, al principio cambié de opinión en cuanto abrimos la puerta de la cabaña, pero el segundo de después me eché a correr diciéndole a Álvaro:
-¡Al que llegue el último se le come el lobo blanco que vi esta mañana!
Estuvimos media hora buscándole, pero la cabeza pensativa de mi novio (cuando le da la vena) cuando me atrapó que encima me hizo un placaje y los dos al suelo, dijo:
-Vale, nos dijo que desde nuestra habitación saliéramos todo recto, en el segundo cruce a la izquierda y era la tercera puerta a la derecha.
Y allí fuimos.
-¿Estás bien?
-Si...
-¡Si ya! ¡Pero si me vas a dejar el brazo rojo!
Silencio.
Se empezó a reír.
-¡Tienes miedo!
-¡No!
-¡Sí! Juan me contó una historia de este sitio en lo que tu te preparabas con tu bikini sexi rojo que se ata al cuello de los que son horizontales.
-Me parece bien.
-Me dijo, que hace como unos cincuenta años, es decir, en los años sesenta más o menos, aquí hubo una avalancha, sobrevivieron dos personas, pero cuando las sacaron estaban exhaustas y con manchas de todo tipo, la gente que viene aquí a esquiar o a pasar unos días lo sabe, trabajaba aquí por esos tiempos un señor que había salido de rehabilitación por un accidente de tráfico que había tenido, pero nadie murió, el caso es que cuando supo que estaban atrapados empezó a dar a al gente y a pedirles explicaciones de por qué estaban atrapados (el tenia claustrofobia) y se dedicó a darles, hasta que sin querer se cargo a un señor y ahí se le fue la olla y persiguió a gente, en total eran: unos cinco trabajadores (no había mucha gente trabajando): el de las llaves de las habitaciones (que era el que mató a gente), dos de la limpieza y dos de cocina,  pues como diez huéspedes, total quince personas y solo vivió una pareja que se escondió en los fogones de la cocina, tenían golpes, pero vivieron, desde entonces hay ruidos raros, pasos raros, manchas raras y sombras raras. Por ejemplo, ves una sombra, piensas que es la de la cortina pero te giras y no hay nada y nadie.




-¡Ahhh!-Grité.
-¿Qué?-Dijo Álvaro.
-Muerdo bien, ¿eh?-Esa voz no sabía de donde provenía.

martes, 5 de julio de 2011

Cuando ves a Superman volando por tu habitación y tiene otra cara nueva y guapa, no lo dudes, levántate y ve a por él, es el destino.

-¡Estoy agotada!
-No te preocupes Vero, que no queda tanto, y eso que te dejé una semana para que descansaras, ¿eh?-Le miro con una cara que dice claramente: "Sí claro, con lo tranquila que soy yo y todo lo que he echo, las piscinas, los partidos de mis amigas y tus amigos todos juntos y demás".-No me mires así, venga vamos a seguir.
Cuando llegamos allí había una casita de madera, hacía frío y aunque parezca increíble había un poquito de nieve, pero mucho más arriba:
-Ven, ahora nos vamos a los tele-cabinas.
Le seguí, y después de llegar cogimos otros dos más, y cuando estábamos saliendo, me tapó los ojos y me dijo:
-Cójeme la mano, ahora abre los ojos y mira.
Era un paisaje increíble, estábamos por encima de las nubes y éstas parecían algodón. Yo siempre que había oído en las películas o leído en los libros una descripción decían lo mismo, pero es la mejor descripción: son acolchadas y parecen muy blanditas, totalmente blancas y son preciosas.
-¿Cómo conoces esto?
-Porque mis padres cuando yo era pequeño antes de que naciera mi hermana me traían aquí en el solsticio de verano y recuerdo que era precioso.
-Lo es.
Pudimos estar en esa posición como media hora, pero hacía frío, así que no dimos la vuelta para irnos.
-Bonito, ¿eh?
Álvaro y yo nos giramos al unísono.
-Soy Juan.
-Yo Verónica.
-Yo Álvaro.
-¿Venís mucho por aquí?
-No, ahora mismo nos íbamos a la casa de allá abajo, tres tele-cabinas más abajo para relajarnos.
-¡Qué casualidad! Yo también estoy alojado allí, de echo vivo en la ciudad, como vosotros me imagino, pero he venido para hacer snowboard.
-Nosotros...-Estaba tan embobada que no sabía por donde seguir.
-... Nosotros hemos venido hoy y mañana para ver esto un poco.
¡Ese chico era increíble! Se ve por lo que le quedaba libre de la bufanda y el gorro que era morenito, tenía unos preciosos ojos... miel, creo, era alto, y no sé si era por el abrigo o era su cuerpo, pero tenía una espalda ancha.
-Cariño, ¿podemos hacer hoy o mañana también snowboard o si no esquí?
-Claro, ¿podemos ir contigo?
-¡Por supuesto!
Y así, nos volvimos montaña abajo en busca de calor, no pude evitarlo, pero me estuve riendo de todo lo que dijo, y observándole como no lo he echo antes, de lo que también me percaté, es que Juan se dio cuenta y no dudó en demostrarlo, yo me sonrojé, y como volviendo a la vida, volví a besar a Álvaro como para que se diera cuenta de que estaba ocupado, o más bien para darme cuenta yo.

viernes, 1 de julio de 2011

Esa compenetración que tenemos, tu me quieres y me dejo querer y viceversa.

-Me lo debes.
-Sí, pero no.
-Sí.
-No.
-Sí.
-No.-Pues nada, Álvaro ha ganado.-Está bien, iré.
-¡Genial!-Me dio un beso como recompensa.

-¿A qué no ha estado tan mal? ¿A qué no?
-Vale, está bien, ha estado bien, muy bien de echo, es más, me tienes que enseñar a hacer esos saltos.
Álvaro se paró en seco.
-Bueno..., es posible..., pero antes me tienes demostrar que saber patinar en un skate.
-Vale, voy a hacer como si te acabara de conocer y quisiera ligar contigo.
-No, no te atreverías, o en tal caso, estaría ligando antes yo contigo, soy más popular y no sé..., organizaría algo con mis amigos.
-Oh sí claro, se me olvidaba tu arrogancia porque eres tan popular que no te hace falta ser modesto.
-¡Ay! ¿Y eso?
-Porque soy mejor que tú, ¡a ver si me cojes!
Y como dos críos nos estuvimos persiguiendo por ese parquecito sin casi gente un día cualquiera recién acabado el curso.
Un rato después abrazados en la hierba me dice:
-Te quiero.
-Y yo.
Y no nos dijimos nada más en bastante tiempo, mientras el sol, la gente y con ellos el día se consumían como una vela.
-Vale, acabo de hacer cuentas, y te he acompañado al Mercado Barroco, de compras, que encima te acompañé después de que te dije que no, que la gente me mira mal cuando sujeto bolsos y bolsas, así que..., con los skates de hoy me quedan un día para hacerte sufrir, y..., ¿que era lo que menos te gustaba?
-Am..., no sé, en general todo me gusta.
-Ah..., ya sé, ¡mañana nos vamos a al montaña!
-¿Qué? Uff...
-¡Te pillé! ¡No te gusta esooooo!- como un niño pequeño estaba bailando a mi lado.
-No es que no me guste, es que no soy de subir cuestas y menos hacia arriba, pero no me disgusta. Ah, de ahí eso por lo que te quiero tanto esa tableta de chocolate, pero blanco porque no estás moreno, que tanto me gusta.
-¡Bruja! Eso es como si te digo que solo te quiero por todo lo que me das, o sea los regalos que me has echo, y por tus tetas.
-Vale deja de mirarme y de alagarme que me vas a desgastar.
Ahora es él el que se tira a por mí. Y así, los dos juntos nos vamos rumbo a mi casa a pasar un poco de miedo con una película de miedo mientras comemos palomitas de cena, suerte que mis padres no están y a mi hermano pequeño se le ha antojado dormir con nuestro primo pequeño y como él es un año más mayor que yo (vamos, yo soy de Marzo y él es de Noviembre, nos llevamos cuatro meses, pero él es del 1995 y yo del 1996) y sus padres ya tienen bastante con su hermana pequeña y les ha dicho que se va a dormir a casa de su mejor amigo pues aquí estamos a las once de la noche de camino a mi casa.
Como en una foto, los dos juntos, cogidos de la mano con la luna llena y las farolas medio apagadas.