-Mmmm, bonitos labios, me gustas más con esa cara de frustrado que tienes por no ver donde estamos ni lo que hago ni nada de nada, en resumen: Me encanta picarte.
-Te quiero.
-¡Oh Dios mio! A ti te pasa algo. Normalmente me sueltas algo así como "eres tan maravillosamente estúpida que me conformo con vacilarte"-. Desgraciadamente no obtuve respuesta alguna.
Un beso suave en la mejilla lo arregla todo.
-Para tu información yo prefiero que tus labios besen los míos en vez de que beses mi mejilla.
-Te quiero. Quítatela.
Una inspección rápida me figuro, pero...¡Oh Dios mío! se ha dado completamente la vuelta y esta...
-Te quiero.-ya lo sabía pero aun así lo repitió,-te quiero, ¿lo sabes no?
-De sobra.
-Yo creo que no.
Se dio la vuelta con la canción de Maldita Nerea, Tu Mirada me Hace Grande y un paquetito cuadrado sobre la mano.
-Ábrelo.
No tengo palabras. Dentro de ese paquete había una rosa naranja de esas de varios colores con una nota: "Tu mirada no solo me hace grande, me hace feliz.♥♥" Una sombra de color gris de esos con efecto ahumado.
-Es... ¡increible!Am... es un tanto incómodo... yo no te he traído un regalo... he traído unas pastas de té que he echo con dos vasos de plástico y una Coca Cola del Mercadona, sí, vale, ya sé que no pega nada, pero he echo unas pastas que me han costado lo suyo, me he recorrido el Mercadona en busca de no sé...no sé que esperaba encontrar... ¿Chocolate para servir? Así que cogí Coca Cola que sé que te encanta a pesar de que yo la odie, te he secuestrado literalmente y me he recorrido la ciudad hasta mi sitio favorito desde donde se ve todo, para llegar justo en la puesta de sol para celebrara que ya llevamos dos meses. Me he pasado, pero es que realmente me...-Me acaba de comer la boca en el sentido literal de las palabras, de echo me a metido la lengua hasta la campanilla, como dirían mis amigas "¡Que la vas a dejar seca!"
-Eres la primera persona que no se va al Bodybell a por una colonia barata y me la regala.
-Se me pasó por la cabeza regalarte la de Diesel del puño que vale mas de cuarenta euros, más de lo que me dan de paga, pero me emocioné y decidí hacer esto.
-Lo prefiero- labios con sabor a cereza me impideron decir nada- ¿que te parece si después nos vamos a dar una vuelta por esta explanada con los últimos rayos del sol?-como una estúpida y mi gran habilidad para usar el cerebro, solo pude sonreír.
Aun recuerdo sus últimas palabras esa tarde:
"Me dijo que era como una guitarra maravillosa, que no necesitaba ser afinada, de una armonía perfecta"
-Federico Moccia- fue lo único que fui capaz de murmurar.
-Le hice caso- se acercó, parecía que iba a ser el último beso del día... pero se fue.
Me la debía, la otra vez se lo hice yo delante de un montón de gente.